El rostro del pequeño,
con sus
mechoncitos sobre la frente,
se
esconde tras la cresta del gallo amarillo.
Pobre
gallo sin pico, pobre niño sin cuerpo.
El ojo ciego de fango
Lo que vio, lloró
Lo que no vio, sufrió
Su pasado, transpiro
Aunque él no lo ve, toso
Yo para él seré feliz
En cambio, hermano de fango
Mientras veías, te moldeaban
Cuando te cocieron, te endureciste
En el vómito del ogro, te cuarteas
Para matar, te quiebras
Cuando te escondes, te templas
Vuelas cerca del sol, no se nota
Cuando seas un mal recuerdo, serás polvo en el
aire
No eres un ojo ¿me dejas ser parte de tu
viaje?
Saludo al sol.
No me ciegas si te miro de reojo
Me acaricias si te saludo tempranito o si te
despido a la tarde
¡Ay! Mi sol cuándo amarás a todos y no sólo a
mí…
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