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viernes, 11 de febrero de 2022

Inalcanzable


 

 

 Besos que murieron sin nacer. El contraste de tu palidez nunca acurrucada en mi pecho. Tus caderas sólo en un sueño atrapadas por mis manos. Imaginar tu perfume, tu sabor, el ritmo de tu respirar. Sólo eso. Todo eso.

Es el producto de un roce imperceptible, un simple gesto cotidiano, el mero intercambio de un billete por algo. Algo común y listo. Sólo eso. Todo eso.

Verte, desearte y caer en la vorágine cotidiana. Tan cerca. Tan lejos. Y tu mirada me traspasa. No soy. Vos reís y el invierno es más dulce. Hasta mañana. Esta noche miraremos la misma luna. Sólo eso. Todo eso.

Sueños

 

 

I

 No quiero soñar con el contraste de tu piel entre mis manos

No quiero desear el encuentro sacrílego de nuestras bocas

No quiero recordar tu sexo mágico entre penumbras

Sólo quiero quedarme con tus lágrimas (que aún reverberan en mi mente) y así poder acariciarte con mis letras.

II

Y al fin me animé a sentarme a tu lado quedando cobijado por pieles y por tu seno generoso, te mordí el labio inferior mientras mis manos dibujaban el contorno de tu rostro. Mientras afuera el frío es amo y señor, adentro el calor de un hogar, alimentado a leña y caricias, me aletarga e induce al ensueño de la intimidad. No te amo, no me amás, es sólo pasión que se alimenta de sangre palpitante. Es sólo naufragar en voluptuosas aguas. Es sólo sexo. Es sólo un sueño. Nada más.