Mirame
Tu pelo ondulado surgiendo del resplandor candente es una
visión de ensueño.
Mirame, mirame
Tu perfecto rostro reposa en un lánguido cuello, no veo la
hora de recorrer esa suave geografía.
Mirame, mirame, mirame
Mi mirada se posa en tus senos, blancos, abundantes. Logro
conjurar el desenfreno que me propone mi mano y la cierro en un pétreo puño.
Mirame, mirame, mirame, mirame
La turgencia de tus caderas me abruma, te deseo, quiero tenerte a mi lado, gozarte, vivir ese mágico
momento que nos debemos.
Mirame, mirame, mirame, mirame, mirame
Adivino, bajo ese velo resplandeciente, una curva
inconmensurable cuyo fin es el lugar donde quiero detenerme, reposar, aspirar
tu aroma y rejuvenecer.
Mirame, mirame, mirame, mirame, mirame, mirame
Ahora me detengo en tus manos, suaves alas que prometen un
vuelo eterno e intenso…
Mirame, mirame, miram…
El maldito timbre, el entrometido siseo de la puerta que se
abre, girás tu cabeza y no me ves ¡estoy perdido en esta marea humana que viaja
apiñada en el 60!
Juro que mañana me animo y te encaro, siempre y cuando me mirés…