Nos detuvimos a contemplarlo.
“No hablan palabras
El anfitrión, el huésped
Y el crisantemo”*
Nuestras miradas se cruzaron, el destello de la tuya me abrumó
Busqué tu mano y tus dedos tocaron mi corazón
Quise hablarte pero no pude, sólo atiné a volver a mirar hacia delante
Una lágrima rodó por tu mejilla, un frío cristalizó la mía
Soltaste mi alma y el silencio me aturdió
Una luz enceguecedora te engulló
Sólo me queda tu perfume.
(*) Oshima Ryota
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