La peatonal te supera, te aturde, te aísla, empuja, atosiga, te escupe realidad, te golpea con dolores, te asalta con sonidos, te aplasta de multitud, te pisotea con humos y humores, con caras largas y alegrías ajenas. Te masacra, aprisiona y te retuerce.
¿Odiarla? nunca. Porque de vez en cuando te cruza un viejo amor.
Y el tiempo se detiene.
Y la masa no existe.
Y sólo ves esos ojos que alguna vez fueron tu mundo.
27-07-2016
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