La gristenia de Oliverio todo lo invade, ambos, ajenos al otoño, se desnudan alegremente para amarse entre sábanas y reflejos de silencio.
Sólo miradas cómplices.
La mañana los llama con una bofetada que huele a rutina.
El mate los espera en la cocina.
Ellos sonríen y los niños todavía duermen...
Imagen: "Paisaje Gris VII" - Felipe Cejas
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