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lunes, 8 de agosto de 2011

Las extrañas flores



Bajo un cielo plomizo mis pies iban dejando huellas en el polvoriento suelo anaranjado.  El invierno cruel con su filoso soplido sureño laceraba mis ojos. Un escobillón gigante en mis manos;  un perro negro y una morera raquítica y desnuda del otro lado del alambrado eran mudos testigos de mi rutina. Meditando sobre la existencia o tal vez tarareando mentalmente una canción, seguía con mi monótona tarea: caminar arrastrando el enorme cepillo, levantando nubecitas de polvo ocre, para emparejar el suelo y prepararlo para recibir un poco de agua.
De repente algo extraño sucedió, un milagro tomó forma ante mis ojos; la hasta entonces deshojada morera había súbitamente florecido. Maravillado me quedé mirándola sin poder dar crédito a lo que veía, el pequeño árbol había florecido en pleno invierno y lo verdaderamente raro en todo eso eran las flores que habían brotado de sus esqueléticas ramitas: flores con pétalos de plumas. Flores  de una brillante y bella oscuridad. Flores negras y palpitantes.
Una fuerte ráfaga de helado viento azotó mi cara, desesperado vi como la morera se agitaba y como una fantástica bestia de cientos de brazos se sacudía como queriendo deshacerse de esas extrañas flores. Todas cayeron. Todas volaron. Entre graznidos y gorjeos se alejaron aleteando.  Un rayo de sol rasgó el encapotado cielo, bajé la vista  y seguí meditando o tarareando; dejando huellas en el polvoriento suelo anaranjado.

1 comentario:

  1. El título de este texto me hizo recordar de inmediato al tema interpretado por Billie Holiday : Stange Fruit :)

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